domingo, 28 de octubre de 2012

La importancia de la amistad y las pequeñas cosas

Tal día como hoy, 28 de Octubre de 1848, se inauguraba la primera línea de ferrocarril en España. Unió las localidades de Barcelona y Mataró.

La importancia de la amistad y las pequeñas cosas.

Cada día que empieza siempre la misma rutina. Levantarse antes de que lo haga el sol, ducharse y vestirse y coger dos autobuses distintos para ir a clase (grande el Bonobus Joven, que me ahorra mis históricos pateos en Sevici). Normalmente soy de los primeros en llegar a la 3.1, aunque el honroso record me lo disputan día tras día Marina y Alicia. La otra integrante de su grupeto, Irene, siempre llega más tarde.

Llegar a clase, mirar la hora y ver un mensaje en el whatsapp. Siempre el mismo mensaje y siempre el mismo pesado: Ángel: "guardadme una butaca". Nos hemos prometido todos los de la mesa, Fran, Jose, Fernando y yo mismo, que antes de final de curso le vamos a comprar un sillón o un sofá para que disfrute del confort necesario para aguantar las clases de Tecnología con ese gran profesor y mejor persona que es Gómesh Méndesh.

Lo que tienen que aguantarme en esa clase no tiene parangón en la historia de la FCOM. Porque hay pocas personas que hablen más que yo en clase, y no solo para comentar diversos temas que surgen durante el trancurso de las 4 horas diarias, sino también para soltar mis legendarias tonterías y para hacer todo tipo de comentarios con mis compañeros de mesa. Normalmente son Fran o Ángel los que siempre están sentados a mi lado izquierdo. Cada sitio de la mesa fue sorteado la primera semana, y a mi me tocó el de más a la izquierda, pero como llego el primero y como Fernando falta tela, Jose II (el jinnense) apenas viene a clase, y Fran II (Musiquito) solo está matriculado de algunas asignaturas, el puesto de honor más cercano al enchufe es ya prácticamente mío.

Como venía diciendo, esa fila que se sienta conmigo está llena de gente espectacular. Gente que me aguanta día tras día pero que también ríen conmigo e intentan pasar esas cuatro horas de la forma más amena posible. Porque sin ellos, yo no tendría con quién comentar nada en clase y me aburriría como una ostra. Sin Fran poniendo ojos de plato y riéndose, sin Ángel con su mirada sabia y experta, y sin Jose flipando al ver la cantidad de apuntes que le faltan y preguntando una y otra vez cuáles son los trabajos y prácticas que le falta por hacer, la vida sería distinta. Todos ellos están posiblemente en el Top Five de la clase, y yo ya me considero sus amigos para lo bueno y para lo malo. Comparto con ellos no solo clases, sino lo que es más importante, el cubo de botellines del viernes (o del miércoles, o del jueves, depende ya del nivel de enreo que seamos capaces de formar).


También vamos de vez en cuando a la FNAC. En la última ocasión, hace 3 días, fuimos para que Ángel comprase su libro de Francés, y acabamos desayunando una espectacular tostada de jamón con aceite y tomate, café y zumo de naranja, a un precio nada elevado para la calidad del servicio. Prometemos repetir. Una vez entrados en la FNAC, como de costumbre, fui yo el que acabé comprando cosas y ellos los que acababan criticando mi consumismo nada comunista. Sí, soy un tío progresista y de izquierdas, pero consumista como pocos. Aunque, en mi defensa, he de decir que consumo solo cosas que de verdad necesito. Ropa, películas o libros, nada de lujos innecesarios.

Si hablo de amistad y de las pequeñas cosas en la FCOM y en nuestra clase, no puedo dejar de mencionar a otras dos personas. En primer lugar Musiquito, que se declara desubicado. Es un pepero pero es buena gente, y eso que no para de lanzarme dardos en twitter. No puedo quejarme, nunca se sabe cuándo hace falta un amigo en las cloacas de la Génova sevillana, y Fran Musiquito es un buen chaval. También se ríe tela conmigo y le he pegado una cancioncita que siempre que canto arranca sus aplausos y risas: "Eduroaaam tus muertos...."

¿Qué decir de Fernando? Yo le llamo de forma cariñosa el aparcacoches, porque siempre que le decimos que se venga después de clase a tomar algo, coincide con una clase posterior de coche. Al ritmo que va, su autoescuela será ya de oro y mármol cuando termine de sacarse el carnet de conducir. Todos pensamos que algunas de las ocasiones en que tiene que coger el coche, realmente "coge otra cosa," como se dice en Sudamérica. Pero no hay pruebas. Fernando destaca por su silencio y su decoro, es un antiyo, todo lo contrario a mi, que no paro de hablar y soltar confidencias. Fernando es una tumba, pero es un gran chaval y sus ratos en "la oficina", dónde nos ponemos a hablar entre clase y clase, al lado de la puerta, junto a la ventana, también son míticos. Estar allí, al principio del pasillo, nos ofrece una perspectiva perfecta para ver entrar en las clases y salir del ascensor a todo el que (y fundamentalmente, la que) se acerque.




No puedo dejar de olvidar a Pepe. No hace falta decir nada de él, los que lo conocéis sabéis perfectamente cómo es Pepe. Yo me río tela con él a pesar de su dogmatismo en ciertos sentidos de la vida y de la política. Luis Grohl es otro grande. Siempre con una sonrisa en la boca, jamás critica, jamás despotrica, siempre ve el lado bueno de las personas. Me tiene enamorado, si fuera mujer le tiraría los tejos a ese tío.

Pero no puedo dejar de hablar del resto, especialmente las mujeres con las que más me he juntado en este año y pico que llevo cursando el Grado de Periodismo. Está Marina, una chica intelectual y agradable, muy trabajadora y con la que me llevo tela de bien. Irene, con la que siempre tengo una coña particular. Le dedico canciones, le doy caña, pero en el fondo nos reímos y he de decir que me cae genial. Y también Cinthia, que iba a presentarse a delegada y me dejó solo (esquirola!!!). Loreto y Kurny, con las que me voy de manifas y con las que siempre comparto otro punto de vista distinto al que comparto con el resto. También en esas manis me encuentro con mucha gente del grupo 2. Son gente super amable y tela de simpáticos todos y todas. Apenas conozco muchos de sus nombres, pero siempre que coincido con ellos me lo paso genial. Jairo, Javi, Serra, Baltasar (un grande), María, Marta, Esther, Laura y Ana. Y por supuesto, los grandes esquiroles cambiaclases, Basallote y Nate (¡no me llames Carlos, llámame Nate!).

No puedo dejar de hablar de Laura, la nueva compañera que viene de la tarde. Es igual que yo pero en mujer. Habla tela, pero yo hablo más, así que cuando ambos coincidimos el zumbeo constante de susurros hace que en el lugar dónde nos encontremos parezca que hay un escape de gas. Es otra de las que dijo que se presentaría a delegada conmigo, ¡¡mucho lirili y poco lerele!! Y tampoco me olvido de Alfonso, luchador y comprometido como pocos, y más buena gente y gracioso que nadie. Estoy enamordo de sus pañuelos y colgantes.


En definitiva, hay mucha gente maravillosa en la FCOM y en 2º de Periodismo, me dejo mucha gente, muchísima en el tintero, pero esto se acaba y no tengo tiempo para más. Me espera una hora cocinando pollo con almendras. Ese es otro de mis hobbies, a parte de la lectura, la escritura, el cine y los botellines: la cocina. Me encanta cocinar, y aprender platos nuevos cada día.

Esta entrada va dedicada a todos los mencionados, y a los que no mencioné también. Va dedicada a la amistad, y a los pequeños detalles. Porque un hombre sin amigos demuestra ser un hombre despreciable. El que tiene un amigo, tiene un tesoro, y la gente que tiene muchos amigos suele ser gente buena, amable y sincera, gente leal y que quiere no solo su bienestar, sino el del resto. Los pequeños detalles, un abrazo, una charla en un bar, una sonrisa, un apoyo frente a un tercero que nos daña. Una conversación sincera, que despeje tus dudas. Un apoyo puntual, en un momento de duda. Los amigos son los mejores aliados de una persona. Porque si te apoya un familiar, es lo normal, es sangre de tu sangre. El apoyo de un amigo no tiene precio.

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